Los agujeros de gusano y los agujeros negros son conceptos fascinantes en el ámbito de la astrofísica y la física teórica, pero tienen características muy diferentes:
Agujero de gusano:
Un agujero de gusano es una hipotética estructura en el espacio-tiempo que podría conectar dos regiones distantes del universo o incluso dos universos diferentes.
Según la teoría de la relatividad general de Einstein, los agujeros de gusano podrían ser soluciones matemáticas válidas en las ecuaciones de campo de Einstein.
Se especula que si existen, los agujeros de gusano podrían proporcionar atajos a través del espacio-tiempo, permitiendo viajes interestelares o incluso intergalácticos en un tiempo más corto del que tomaría utilizando rutas convencionales.
Sin embargo, no hay evidencia observacional de la existencia de agujeros de gusano y se consideran principalmente como constructos teóricos.
Agujero negro:
Un agujero negro es una región del espacio-tiempo con una fuerza gravitatoria tan intensa que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de su campo gravitatorio.
Los agujeros negros se forman cuando una estrella masiva colapsa bajo su propia gravedad al final de su ciclo de vida. También pueden formarse a través de otros procesos astrofísicos, como la fusión de agujeros negros más pequeños.
Los agujeros negros tienen una superficie límite llamada horizonte de eventos, más allá de la cual la gravedad es tan intensa que nada puede escapar.
Los agujeros negros son objetos astronómicos reales y se han detectado numerosos ejemplos en nuestra galaxia y en otras galaxias a través de observaciones indirectas de su influencia gravitatoria en las estrellas y la materia circundante.
En resumen, mientras que los agujeros de gusano son hipotéticas estructuras teóricas que podrían conectar regiones distantes del universo, los agujeros negros son objetos astronómicos reales con una fuerza gravitatoria extremadamente intensa que atrapa todo, incluida la luz.