Hace siete mil millones de años, dos grandes agujeros negros chocaron y formaron un gran masivo agujero negro.
Pues esta colisión de agujeros negros, es la más grande jamás detectada en el espacio, y el nuevo agujero negro formado en el choque es el más grande de su tipo jamás detectado. Es tan grande, de hecho, que dudamos hasta de su existencia.
Esta imagen muestra las ondas gravitacionales producidas durante la colisión de agujeros negros más grande jamás detectada.
(Imagen: © N. Fischer, H. Pfeiffer, A. Buonanno y la Colaboración SXS)
Las ondas de esa colisión alcanzaron los dos detectores del Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (LIGO) en los EE.UU. Y otro en Italia (VIRGO) el 21 de mayo de 2019, después de viajar por el espacio durante 2500 millones de años, más de lo que ha existido el Sol.
Esas ondas revelaron firmas de la fusión de al menos dos agujeros negros: uno, un agujero negro 85 veces la masa del Sol y otro 66 veces la masa del Sol. Cuando chocaron, formaron un agujero negro 142 veces la masa del Sol. El valor de la materia de los nueve soles faltantes se convirtió en energía en la colisión, sacudiendo el universo lo suficientemente fuerte como para que LIGO y Virgo lo detecten e interpreten. Y así es como los científicos aprendieron que pueden existir 85 agujeros negros de masa solar y monstruosos 142 agujeros negros de masa solar.
El artículo que describe el descubrimiento se publicó el 2 de septiembre de 2020 en la revista Physical Review Letters. Otro artículo que explora sus implicaciones también se publicó hoy en The Astrophysical Journal Letters.