"El graznido de un pato no hace eco y nadie sabe por qué", es un mito científico citado con frecuencia.
No encontrará esta afirmación en ningún artículo científico porque, por supuesto, el graznido de un pato sí produce eco, al igual que cualquier otro sonido hasta donde sabemos.
Lo que ocurre es que el graznido del pato es tan bajo que pasa desapercibido para el oído humano.
En 2013, el profesor Trevor Cox, del Centro de Investigación Acústica de la Universidad de Salford (Reino Unido) realizó un experimento y descubrió, que el 'cuac' de los patos si produce eco, pero que es imperceptible para el oído humano, por eso no podemos escucharlo y podíamos llegar a pensar que no producía eco.
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