Las leyes de la mecánica cuántica se han formulado con bastante precisión, por tanto, sabemos calcular cualquier cosa, pero el problema llega a la hora de interpretar los resultados. Cuando nos encontramos con una curiosa incertidumbre, varias propiedades de las partículas elementales no pueden ser definidas simultáneamente.
Por ejemplo, podemos determinar la posición de un electrón con precisión, pero no sabremos a qué velocidad va, y lo mismo ocurre a la inversa. No es sencillo explicar de dónde viene esta incertidumbre pero hay ejemplos en la vida ordinaria que tienen algo parecido. Como es el caso de la música.
La altura de un tono y la duración en el tiempo durante el cual oímos el tono tienen una incertidumbre similar a lo mencionado anteriormente. Si deseamos afinar un instrumento musical, debemos escuchar una nota durante un cierto intervalo de tiempo y compararla. Las notas muy breves no tienen bien definido el tono, así, por ejemplo, si uno toca unas notas en brevísimos staccatos, no se puede oír muy bien si el instrumento está bien afinado. Esto es especialmente cierto para las notas bajas.
Obviamente me he referido a una propiedad fundamental del sonido que no tiene nada que ver con la musicalidad. Un músico experimentado sería capaz de decir si un instrumento está bien afinado incluso con notas muy breves, pero es así porque conoce muy bien el instrumento.