Antes de adentrarnos hacia el mundo de lo pequeño, comencemos con algo que podemos ver a simple vista y con las leyes físicas a las que estamos acostumbrados.
Tomemos un trozo de papel y hagamos un avión, ahora cortamos ese mismo trozo de papel por la mitad y podremos hacer dos aviones idénticos con la mitad de tamaño, podemos volver a cortar uno de los trozos y así realizamos más aviones cada vez más pequeños. Sin embargo, según continuamos cortando el papel, este se vuelve más pequeño y se irá haciendo más difícil realizar los aviones y finalmente, nos encontraremos con que sólo nos quedan fibras pequeñas de lo que una vez fueron trozos de papel utilizables. La propiedad de poder ser doblado en un avión se ha perdido.
Igualmente ocurre si empezamos a repartir un cubo de agua en cubos más pequeños, hasta que solo tengamos una gota de agua, y esta ya no puede ser dividida en otras gotas de agua.
La misma situación nos encontramos por ejemplo con la llama de una vela, sabemos que podemos crear llamas de diferentes tamaños, pero llega un punto por el cual no podremos hacer una llama más pequeña, y así con todo lo que se nos ocurra.
Con esto, concluimos que a medida que nos adentramos en el mundo de lo pequeño, las leyes de la física clásica tal y como la conocemos deja de funcionar.
El mundo de los objetos muy pequeños será completamente diferente del mundo ordinario.
En la siguiente entrada hablaré de la fuerza de Van der Waals, que es la fuerza que se produce entre las moléculas y los átomos cuando interaccionan entre sí.
En la siguiente entrada hablaré de la fuerza de Van der Waals, que es la fuerza que se produce entre las moléculas y los átomos cuando interaccionan entre sí.