La Nebulosa Rosetón, o NGC 2237, no es la única nube cósmica de gas y polvo que evoca las imágenes de las flores, pero es la más famosa. En el borde de una gran nube molecular en Monoceros a unos 5000 años luz de distancia, los pétalos de esta rosa cósmica son en realidad un vivero estelar. La forma preciosa, simétrica está esculpida por los vientos y la radiación de su grupo central de estrellas jóvenes, de tipo O. Las estrellas en el cúmulo energético, catalogadas como NGC 2244, son solo unos pocos millones de años jóvenes, mientras que la cavidad central en la Nebulosa Rosetón es de unos 50 años luz en diámetro. La nebulosa se puede ver con un pequeño telescopio hacia la constelación de Monoceros. Este retrato telescópico de apariencia natural de la Nebulosa Rosetón se hizo con filtros de banda ancha y banda estrecha, porque a veces las rosas no son rojas.