La paradoja de Abilene

La paradoja, básicamente sucede, cuando un grupo de personas llevan a cabo una decisión sin estar realmente a favor de dicha decisión. La paradoja de Abilene fue mencionada por primera vez por Jerry B. Harvey en su libro de 1988 “The Abilene Paradox and other Meditations on Management”. Para entender mejor la paradoja, Harvey cita la siguiente anécdota para explicar el fenómeno: 


En Coleman, una calurosa tarde de verano, una familia propone hacer un viaje. El suegro propone viajar a Abilene, municipio situado a 180 kilómetros, la mujer dice: Parece una buena idea, pese a tener dudas porque el viaje sería caluroso y largo, pensando que sus preferencias no comulgan con las del resto del grupo. Su marido dice: A mí me parece bien. Sólo espero que tu madre esté de acuerdo. La suegra después dice: ¡Por supuesto que quiero ir. Hace mucho que no visito Abilene!. El viaje es caluroso, polvoriento y largo. Cuando llegan a una cafetería, la comida es mala y vuelven agotados después de cuatro horas.

Uno de ellos, de manera jocosa, dice: ¿Fue un gran viaje, no?. La suegra responde que, de hecho, hubiera preferido quedarse en casa, pero decidió seguirlos sólo porque los otros tres estaban muy entusiasmados. El marido dice: No me sorprende. Sólo fui para satisfacer al resto de ustedes. La mujer dice: Sólo fui para que estuviesen felices. Tendría que estar loca para desear salir con el calor que hace. El suegro después menciona que lo había sugerido únicamente porque le pareció que los demás podrían estar aburridos.

El grupo se queda perplejo por haber decidido hacer en común un viaje que nadie entre ellos quería hacer. Cada cual hubiera preferido estar sentado cómodamente, pero no lo admitieron entonces, cuando todavía tenían tiempo para disfrutar de la tarde.