El físico y matemático André-Marie Ampère (1775-1836) fue uno de los creadores del electromagnetismo, el amperio o unidad de intensidad eléctrica se denomina así en recuerdo suyo. Era asimismo un ser un tanto olvidadizo, por lo que veremos a continuación respondía al prototipo de sabio despistado. Se cuenta que una vez libró una encarnizada discusión con un visitante del Collège de France sin apercibirse de que estaba argumentando acaloradamente con un señor para él desconocido, que respondía al nombre de Napoleón Bonaparte.
En cierta oportunidad a Ampère le acometió la inspiración viajando en un coche de caballos de alquiler y, ni corto ni perezoso, apuntó de inmediato el fugaz pensamiento para que no se le olvidara. Sin embargo, se le olvidó el lugar donde lo apuntó y no encontraba su inscripción por parte alguna, al final, y por eliminación, tuvo que rendirse a la evidencia, sus apuntes no los había hecho en ningún pedazo de papel, sino sobre el propio coche de alquiler, que circulaba por la ciudad transportando pasajeros y por completo ignorante de que, además, transportaba consigo, sobre su carrocería, los secretos más intrigados de la ciencia. No quedó más remedio que examinar los coches de caballos, uno por uno, hasta que Ampère encontró, por fortuna, la inscripción que buscaba, un graffiti con fundamento allí donde los haya.
Esta es la ley de Ampère generalizada: