El astrónomo danés Ole Rømer demostró por primera vez que la velocidad de la luz no era infinita, y que de hecho, era constante y se podía calcular.
Cuando estudiaba IO, una de las lunas de Júpiter, Rømer notó que el tiempo entre los eclipses variaba a lo largo del año (dependiendo si la Tierra se estaba moviendo hacia Júpiter o alejándose de ella). Curioso por esto, Rømer comenzó a tomar notas cuidadosas sobre el momento en que IO aparecería a la vista. Después de un tiempo, Rømer se dio cuenta de que a medida que la Tierra se alejaba del Sol, y, a su vez, se alejaba de Júpiter, el tiempo entre los eclipse era mayor, y cuando se acercaba el tiempo disminuía. Rømer (correctamente) teorizó que esto se debía a que la luz reflejada desde IO no viajaba instantáneamente.
Rømer, después de un montón de cálculos, concluyó que la luz tardaba 22 minutos en cruzar el diámetro de la órbita de la Tierra alrededor del sol. Sus innovadores resultados fueron anunciados el 22 de agosto de 1676.
El científico holandés Christian Huygens ayudó a Rømer con los cálculos aritméticos y calculó una velocidad de la luz de 220000 kilómetros por segundo, la velocidad de la luz hoy en día se sabe que es exactamente de 299792,458 kilómetros por segundo.
El resultado de Rømer y Huygens es asombrosamente preciso incluso hoy, considerando que llegó 300 años antes de la era de la tecnología.