Una de las características de los sistemas caóticos es que se comportan como si fueran estables e inestables a la vez. Esto quiere decir que hay un atractor por el cual el sistema se siente atraído, pero se aleja.
De este comportamiento indeciso surgen propiedades muy interesantes.
Por ejemplo, los sistemas caóticos son muy sensibles a los cambios en las condiciones iniciales, es decir, un pequeño cambio en las condiciones iniciales hace que las condiciones finales cambien bruscamente.
A pesar de tratarse sistemas gobernados por ecuaciones diferenciales, exhiben comportamientos complejos, debido a la existencia de un atractor extraño.
Un ejemplo de ello es el atractor de Lorenz que corresponde a la imagen superior, y representa un atractor extraño del modelo más sencillo sobre el clima terrestre.
Un ejemplo de ello es el atractor de Lorenz que corresponde a la imagen superior, y representa un atractor extraño del modelo más sencillo sobre el clima terrestre.