A la hora de caminar sobre el agua entra en juego la tercera ley de Newton, acción-reacción, toda acción conlleva su reacción, es decir, si aplicamos una fuerza recibiremos una idéntica en sentido contrario. Pero ¿Qué sucede cuando la fuerza de reacción es menor que la fuerza aplicada? Pues que el cuerpo se mueve, como cuando introducimos un pie en el agua.
Las moléculas del agua no pueden igualar la fuerza concentrada en nuestros pies, y por tanto nos hundimos, ¿De qué forma podríamos igualar la fuerza máxima que pueden ofrecer las moléculas del agua? Fácil, con unos zapatos especiales de madera o corcho, pero con estos zapatos sería difícil andar cómodamente, pero con la práctica todo es posible.