
Gracias a ello Arquímedes pudo resolver el problema que le había encargado el gobernador, el cual le pidió que demostrase si su corona era de oro puro, o por el contrario habían añadido materiales de menor calidad.
Si dividimos la masa de la corona entre el volumen de agua desplazada, obtendremos la densidad de la corona, y si la corona es de oro puro la densidad de la corona sería mayor. Según cuentan, Arquímedes salió de la bañera y empezó a correr por las calles desnudo, y gritando ¡Eureka!
Por tanto, el principio de Arquímedes podemos decir que afirma: Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de la masa del volumen del fluido que desaloja.